No le dio suerte a Homero Simpson en el galgódromo una nochebuena, pero ha resultado ser un perro afortunado. Amado e idolatrado por su dueño, Bart Simpson, Ayudante de Santa disfruta la clase de vida que la mayoría de los perros sólo pueden soñar: pertenece a una familia tolerante que le permite destrozar los muebles y comer en la mesa. Disfrutó de una relación breve, pero fructífera con una adorable galgo (juntos procrearon a 25 cachorros, todos los cuales escaparon de una muerte segura a manos del Señor Burns) y se graduó en una de las academias caninas más prestigiadas de Springfield. Por supuesto, la vida no ha sido sólo miel y rosas para el Ayudante de Santa. El Señor Burns le fracturó las patas. Fue abandonado por la familia Simpson, al llegar Prócer', un perro con mejor pedigrí, que Bart compró por catálogo. Y se vio obligado a comer varios kilos de tocino frito, cuando Homero incursionó, brevemente, en la carrera de venta de manteca. El Ayudante de Santa disfruta sus largos paseos con Bart. Enterrando cosas en el jardín y suplicando que le den comida.
martes, 9 de febrero de 2010
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